martes, 17 de febrero de 2009

Y no nos damos cuenta...

Una de las sensaciones más desagradables que he experimentado como ser humano es la de perder objetos. Es una sensación indescriptible.

Es como si me quitaran un pedacito de libertad...de la libertad de poder usar algo que, hasta el momento antes de caer en la cuenta que lo había perdido, sabía que podía usar.

Puede ser algo que no he usado en días, meses o años, pero no poder usarlo, a mí por lo menos...me mata. Soy capaz de remover cielo y tierra hasta que lo encuentre.

Y en este punto pueden ocurrir dos cosas: si no lo encuentras, la sensación descrita anteriormente (que líneas antes dije indescriptible) puede prolongarse un tiempo relativamente largo, haciendo que me plantee la posibilidad de re-comprar ese objeto perdido; o bien, encontrar lo que he perdido teniendo un glorioso instante de felicidad, que normalmente se desvanece en el instante siguiente, dando paso al conocido bajón (provocado probablemente por el anterior subidón) y al casi-instantáneo olvido de la perdida.

Conclusión a la que he llegado: más que tener, lo que queremos es la sensación de poder (y ni siquiera el poder mismo...).

1 comentario:

Anónimo dijo...

confundimos el concepto de posesión con el concepto de libertad: inconscientemente sentimos que el disponer de más "elementos" nos hará más felices, nos dará más oportunidades ante la vida. Pero es más bien al revés: depender de algo te limita la libertad porque te hace sentir inseguro, incapacitado. La vida es totalmente "posible" sin esas cosas, pero nos adapatamos tanto a ellas que casi es una distracción querer tenerlo todo...

Por eso no es rico el que más tiene, si no el que menos necesita =)

un beso! alba